El miedo forma parte de nuestras vidas, todos los días tenemos experiencias que en mayor o menor grado van acompañadas de miedo.
Pero, ¿Qué es el miedo?. El miedo es una emoción primaria, caracterizada por sentimientos de ansiedad, preocupación, inquietud, incertidumbre, nerviosismo, angustia, y, en el caso de que sea psicopatológico, fobia y pánico.
Ni todos los miedos son iguales, ni todos reaccionamos siempre igual ante los mismos miedos. Se pueden clasificar los tipos de miedos en función de su relación con nuestras necesidades como seres humanos, esto es:
- A la no supervivencia: asociado a las necesidades básicas, como por ejemplo el miedo a perder el trabajo o a no llegar a fin de mes.
- Al rechazo: relacionado con nuestras necesidades sociales y de afiliación con los demás. En este caso podría ser por ejemplo el miedo a ser distinto, al éxito o a destacar, o a relacionarse con las personas.
- Al fracaso: originado por las necesidades de logro, puede aparecer miedo al error, a asumir riesgos, a tomar decisiones o a no ser reconocido en el trabajo.
- A la pérdida de poder: asociado a la motivación de poder e influencia hacia los demás, como por ejemplo el miedo perder un puesto de influencia.
- Al cambio: incluye la posibilidad de perder algo que ya tienes, y abarca todos los miedos anteriores.
Cuando tenemos alguno tipo de miedo, evolutivamente hemos aprendido a reaccionar de diferentes maneras. Podremos por ejemplo optar por huir o luchar en algún caso, permanecer sumiso ante otros, o incluso quedar paralizados e inmóviles.
Algunos elementos como la falta de confianza en ti mismo o baja autoestima suelen ser los causantes principales de tus mayores temores, pues lo más normal, es que si confías en ti mismo y en tus posibilidades te sientas capaz de cualquier reto.
Quizá tengas un miedo temporal a algo que te genera incertidumbre, como por ejemplo a un cambio que estés realizando y que cuando termines posiblemente se minimice. O quizá hayas integrado el miedo como una emoción memorizada en tu mente y cuerpo a lo largo de tu vida, como una forma natural de tu estado del ser, de tu propia identidad. Pensamientos como «Yo soy una persona insegura» pueden estar detrás de un conjunto de emociones que, adquiridas en un primer lugar como un sentimiento o estado emocional temporal, han ido transformándose en estados de ánimo, temperamento o incluso tu propia personalidad.
La pregunta es: ¿Qué puedo hacer con el miedo?.
En primer lugar es necesario saber si efectivamente tienes algún tipo de miedo importante, porque créeme, tener algún miedo limitante inconscientemente, es decir, sin saberlo, es una de las circunstancias que más insatisfacción pueden producir y que más debilita tu crecimiento personal.
Para ello, piensa por un momento en algo que realmente quieras alcanzar y que, por la razón que sea, no te atreves a dar el primer paso. Conéctate a la emoción por unos segundos, permítete sentirla… y luego obsérvala, ¿Sientes algo en el cuerpo? ¿Tienes alguna sensación en el estómago, en el pecho o alguna otra parte? ¿Cómo es tu respiración?¿Qué situaciones o imágenes te vienen a la cabeza? ¿Qué te dices a ti mismo?…¿Podrías ponerle nombre a esa emoción?…
Si la respuesta es que efectivamente sientes algún tipo de miedo, está bien, no te enfrentes a él. Sólo trata comprenderlo y aceptarlo.
Para comprenderlo puede servirte de ayuda tratar de explicar qué es lo que temes exactamente, ¿Podrías describir qué temes que ocurra? y, ¿Qué es lo peor que te podría suceder?. Si analizas y desglosas el miedo con detenimiento, podrás ver que no es tan catastrófico como podrías pensar en un principio, así que te animo a que le mires a los ojos. Además, la inmensa mayoría de los miedos que tenemos nunca llegan a producirse, y si realmente ocurre algo, lo más probable es que salgas adelante.
El miedo tiene un sentido para ti: prepararte para los peligros reales o intuidos, actuales o potenciales. De hecho, si lo gestionas adecuadamente, puedes utilizar el miedo en tu favor, ya que te ayudará a permanecer en alerta y que no te descuides para afrontar alguna situación o un cambio en tu vida.
La mejor manera de gestionar el miedo no es luchando contra él, sino con él, así que ponlo a trabajar para ti.