¿Cuántas veces te cabreas por situaciones que te gustaría que fueran de otra manera pero no puedes cambiar? A veces derrochamos una cantidad importante de energía deseando que las cosas sean de otra manera, quejándonos, pero sin hacer nada al respecto. Expresiones como » Si mis padres fueran de otra manera…» «Si la situación del País fuera diferente…» o «Si al menos hiciera buen tiempo…»
Vivir acostumbrados a poner el foco de nuestras preocupaciones en algo que está fuera de nuestro alcance, puede ser, a priori, muy cómodo, ya que nos evita asumir la responsabilidad de lo que nos pasa, nos permite vivir como una víctima de las circunstancias. Por otro lado, es muy frustrante desear que algo cambie sin más, ya que nos desgasta emocionalmente sin producir ningún resultado a cambio. Hay gente que se pasa el día quejándose sobre cómo deberían ser los demás, lo injusto que es el mundo o cómo debería ser la situación de ahí fuera.
¿Hay algo que tú puedas hacer para que las cosas sean de otra manera? Si la respuesta es que no, no pierdas más tu tiempo y tu energía. Céntrate en lo que realmente puedes hacer para cambiar las cosas, es decir, en tu «círculo de influencia». Sólo así podrás ser el verdadero protagonista de tu vida.
Cada vez que te preocupes por algo, párate a pensar si realmente es algo en lo que realmente puedes influir, descubre cuál es tú capacidad de influencia y acostúmbrate a elegir para entrar en acción. Esta forma de pensar y actuar tiene grandes ventajas, la primera es que te acostumbras a tomar partido de lo que te ocurre y la segunda es que poco a poco te permite ir ampliando tu capacidad de influencia para cambiar aquellas cosas que a priori no pensaras estuvieran en tú margen de actuación.
Adquirir este hábito de comportamiento te ayudará a coger los mandos de control de tu vida, para dirigirte allí donde tú desees estar.